Más gestion, que liderazgo

Septiembre de 2020

Desde mi punto de vista, el reto en el momento actual es más de gestión que de liderazgo.  Dirigir una organización, y llevarla del presente al futuro de manera exitosa y sostenible, en un contexto especifico, requiere hacer tres cosas muy bien hechas: Dirección, Gestión y Liderazgo. Lo importante es darnos cuenta de que siempre habrá una más relevante que las otras (y se roten). Lo determina las circunstancias específicas de la organización.

La realidad que estamos viviendo en los últimos meses fruto de la pandemia, ha generado unos estilos de trabajo innovadores, que aunque habíamos visualizado, –y a veces anhelado-, nos sorprendieron en velocidad y contundencia.   Estos estilos son fruto de la tecnología para virtualizar el trabajo, la alternativa home office y los nuevos significados sobre la vida tanto laboral como personal; llegaron acelerados, impuestos y acompañados de emociones difíciles de manejar: miedo, ansiedad, incertidumbre, imposición, cansancio por el encierro, y al mismo tiempo, comodidad. Una mezcla de sensaciones que debemos neutralizar para que surjan las posibilidades para responder y al mismo tiempo crear un futuro impredecible desde un presente que nos exige sobrevivencia.

Estamos comenzando una etapa retadora, el regreso a lo que podría llamarse, la normalidad. ¿Qué será?, aún no sabemos. Internamente se visualiza como un rediseño en el ambiente organizacional, fruto de nuevas creencias e interpretaciones que nos exigen “transformar” y que por lo tanto van acompañadas de una reorganización en temas de gestión.  

  • Replanteamiento en procesos, funciones, responsabilidades y competencias fruto de la implementación de tecnología y la posibilidad de la virtualización como plataforma de productividad, efectividad y logro.
  • Nuevas maneras de relacionamiento entre colaboradores y especialmente con clientes y proveedores, en las cuales se reemplazó la presencialidad por comodidad y facilismo.
  • Surgimiento de nuevas necesidades de servicio a clientes y colaboradores, fruto de una reflexión consciente sobre lo esencial del SER y de su vida, que nos van a exigir mucha innovación y ante todo diferenciación enfocada no solo en CÓMO responder, sino a QUÉ responder. 

Esta etapa de regreso a la “normalidad” genera unos retos muy duros en gestión: pasó un huracán que desorganizó el barco. Debemos ponerlo a punto para continuar el viaje y debemos ayudar todos, porque NO hay nadie que no haya sido afectado y que no necesite recomenzar. Y lo debemos hacer a una gran velocidad porque, quien arranque de primero, encuentra más rápido las oportunidades.

Lo grave es que no todos zarparán y que algunos de los llamados van a responder con un slogan que frena volvernos a encontrar y remangarnos la camisa: “tengo miedo por mi salud y la de los que me rodean”. Y, además, “me di cuenta que desde aquí (mi casa) puedo hacerlo ¿a qué regresar?

Y ante esa incertidumbre ¿qué prima?, ¿qué se puede exigir? Estamos ante una pregunta muy dura: ¿qué prima en este momento, el miedo y la comodidad individual o la necesidad colectiva? Ya nos estamos encontrando con empresas en las cuales sus colaboradores se niegan a volver a sus sitios de trabajo. Y en estas situaciones, ¿qué se necesita? ¿Gestión o Liderazgo?

Durante la pandemia, hubo mucho acompañamiento humano, nos contemplaron mucho, nos ayudaron a que el encierro fuera menos traumático, pero el regreso -o como yo lo veo la transición-, va a significar un revolcón muy duro en las personas: cargos que se acaban, otros que nacen, competencias nuevas, cambios en la supervisión en términos de coordinación, control, reporte e indicadores, ausencia de espacios físicos que generaban sentido de pertenencia, coordinación de agendas, etc. Es muy diferente dirigir trabajo virtual o home office cuando las personas están obligatoriamente “conectadas” porque no hay alternativa a cuando las personas tienen la libertad del disfrute fuera de su casa (flexibilidad en horarios, presencialidad y lugar). Es una etapa de mucho reto, exigencia e incertidumbre para construir lo que seguirá. ¿Qué se necesita en la transición? ¿Gestión o Liderazgo?

Ante esta turbulencia, es fundamental organizar rápido la casa para saber qué podemos ofrecerles a quienes van a continuar. Qué necesitamos que sepan hacer. Qué pueden esperar de nosotros. Cuáles serán las reglas de juego que nos van a vincular, coordinar y medir.   Qué nos hará atractivos. 

Estamos ante una realidad, la transición entre una empresa basada en la presencialidad a una empresa basada en la virtualidad.  Hoy es un imperativo repensarse y reenfocarse, rediseñarse y reorganizarse y finalmente transformarse ¿En qué debemos reforzar? ¿Gestión o Liderazgo?

Es una diferencia que para muchos parece sutil, pero para mí ha sido clave en la formación de líderes.  Especialmente porque le da propósito y contenido a la esencia del liderazgo.  

Un directivo o equipo directivo debe ejercer tres funciones muy importantes:

Dimensión Estratégica cuyas responsabilidades son definir: Visión, Propósito, Resultados, Estrategia, Valores, Cultura e Identidad.

Esta dimensión es fundamental para visualizar cómo crecer y reaccionar ante circunstancias inesperadas en el entorno, ante la competencia y las nuevas tendencias.  

La persona o el directivo que lo diferencia su capacidad estratégica visualiza con claridad las oportunidades en el contexto y el camino para lograrlo. Es ante todo un ser visionario y estratega. Tiene una gran habilidad para relacionarse con el contexto y el largo plazo. Decide siempre enfocado en asegurar la sostenibilidad, en crear la deferencia y reforzar la identidad organizacional.

Dimensión Ejecutiva: definida como pura y legítima gestión, es fundamental cuando necesitamos hacer realidad el camino escogido, cuando se deciden reorganizaciones, rediseños, etc. 

La persona ejecutiva es capaz de adaptar y organizar los recursos (físicos, económico y humanos) para lograr la visión que se define y hacer realidad la estrategia. Lo logra definiendo procesos, proyectos, indicadores, estructuras y cargos (funciones, responsabilidades y competencias). Es una persona hábil en ejecutar y hacer seguimiento. En innovar e implementar. En controlar, mejorar y asegurar. Es una persona que logra que las cosas pasen. Tiene un gran sentido del corto plazo y de las posibilidades en la vida cotidiana. 

Y cuando ya sabemos para dónde vamos, cuando ya hemos escogido el camino, cuando tenemos organizada la casa, necesitamos…

Un Ser muy fuerte en Liderazgo: definida como pura y legítima influencia en quienes lo rodean.  con una habilidad especial para poner la mirada en las personas que nos van a acompañar a construir futuro y lograr los resultados esperados de manera integral (no solo en procesos e indicadores, también en personas y sociedad).  Un ser referente en valores positivos, logros trascendentes, aporte y servicio. Una SER que con su manera de Ser enamore a las personas para vivir el día a día, que las inspire para querer comprometerse con el logro colectivo, para hacerlo de manera motivada, apasionada por lo que logran, convencidas de que lo que hacen les realiza la vida, y ante todo, que no hay ningún logro en la vida que justifique faltar a caminos éticos.

Un ser referente, con una fortaleza interna que logra responder positivamente a cualquier adversidad, por imprevista que sea. Un Ser que brilla por SER RESILIENTE. 

No nos equivoquemos, les estamos pidiendo a los líderes que lideren y estamos confundiendo gestión con liderazgo.  ¿Será que los líderes ya están preparados para liderar la turbulencia y la transformación? ¿Será que su fortaleza interna ya es una evidencia, ya tiene la capacidad para dirigir las emociones de los demás, desde su evidencia personal?  ¿Será que ya saben con quién contarán y hacia dónde van?.  

Por todo lo anterior sostengo que nos encontramos en el momento de fortalecer a todos los directivos (jefes, supervisores, directores, gerentes, etc.) en gestión. Y a todas las personas, independientemente del cargo, en resiliencia, calidad humana y agudeza ética

Marta Olga