La experiencia directa es el único camino que te permite ir a la raíz del sufrimiento o de la desdicha. La información grabada en lo más profundo de tu ser, en la mente “inconsciente”, en forma de lo que en el budismo son los samskaras y que para nosotros son patrones, formatos, programaciones o limitaciones mentales que se convierten en el origen o impulsor de la reactividad.

En mi artículo anterior te conté sobre los retos de la vivencia del silencio.*1 Hoy quiero compartirte los beneficios que logré, que me ayudan a profundizar en el camino de transformación que recorro desde hace unos años y que se han convertido en el programa de transformación que diseñé: EL SER QUE SOY Y EL QUE PUEDO SER, que anhelo que tú hagas algún día.

La meditación Vipassana, enfocada en observar las sensaciones, y el programa de transformación, enfocado en el darnos cuenta de las emociones, tienen por objetivo común: aprender a vivir desde el SER CONSCIENTE.

¿Para qué?

Primero, Ser consciente para desvanecer las sensaciones o emociones negativas e incómodas que surgen en la vida cotidiana. Esto significa liberarnos de la información inconsciente –o impurezas de la mente, como creencias, dogmas, verdades acatadas, sentencias, interpretaciones, dolores emocionales, etc.– que originan esas sensaciones y que se manifiestan en una manera habitual de reaccionar.

Segundo: Ser consciente para asimilar información proveniente de las verdades del Ser y la naturaleza, y a la luz de ella construir respuestas deliberadas, que nos conviertan en un SER de paz, con armonía y serenidad interior.

Para llegar al camino del SER CONSCIENTE hay 3 posibilidades.

  1. Seres iluminados que nos inspiran a ser como ellos.
  2. Comprensión intelectual, que da claridad del camino.
  3. La experiencia propia del cuerpo que nos direcciona para purificar la mente.

Las posibilidades uno y dos, te dejan en la puerta. La tercera nos invita a “recorrer, andar el camino”.

¿Qué es la experiencia directa?

Una vivencia con tres momentos: Primero, la consciencia o el “darnos cuenta” de las sensaciones o emociones del propio cuerpo. Percibir y sentir la sensación y observarla hasta que se desvanezca. Ante todo, concentrar la mente para no reaccionar cuando aparece la sensación.

Después, reflexionar e indagar hasta revelar la información que acompaña esas sensaciones o emociones y no dejarnos gestionar por ellas. Cada una de las sensaciones del cuerpo (sean tenues, sutiles o perturbadoras, burdas), contiene dentro de la información que la produjo o que sigue produciendo.

Finalmente, reinterpretar la información a la luz de las verdades o leyes de la naturaleza. Así transformamos las impurezas de la mente en información sana, que genera armonía.

Las reacciones NO se originan en la sensación, sino en el samskara, (expresión de budismo). Por lo tanto, las reacciones se constituyen en impurezas de la información de la mente.

Recuerda: “De uno sale lo que tiene por dentro”.

Por eso, la invitación final es a vivir un proceso de transformación que te permita limpiar o liberarte de las impurezas de la mente. Pasar información del inconsciente al consciente. Pasar de la reactividad negativa a las respuestas deliberadas a la luz del ser que quieres y puedes ser.

MARTAOLGA ARANGO L.

*1.    Curso de 10 días de Meditación Vipassana.

        Retiro de silencio.  Guarne, Antioquia

27 de diciembre 7 de enero.