El pensamiento es infinito

Julio de 2020

Construir una nueva manera de responder ante una nueva realidad, requiere poner la mirada en el propio ser. No en el que has venido siendo. En el que puedes comenzar a ser, el que podrías crear, con las posibilidades que encuentras en tu cajita de herramientas personales. 

Inicia observando cómo estás usando tu pensamiento. Observa cómo se manifiesta en tus conversaciones, el impacto emocional que produces en ti y la actitud que activas. ¿El uso más frecuente de tu pensamiento es positivo o negativo?

Detallemos un poco, la diferencia entre los dos.

El uso positivo del pensamiento te permite poner la atención en lo que SI hay, con lo que SI cuentas, en lo que SI puedes usar para construir posibilidades y en lo que SI podrías convertir en una acción. El pensamiento positivo genera esperanza y te permite avanzar –a tu propio ritmo–.

La esperanza nace en las posibilidades, es la gasolina de la actitud del principiante: El ser que no se deja vencer porque está convencido que siempre encuentra por dónde metérsele a la vida, el que reconoce y valora cualquier avance –por pequeño que sea–, y no lo hace por resignado, sino porque ha comprobado que el pensamiento es infinito y es el origen de todas las posibilidades. Es tan infinito como la nueva información que dejes entrar a él.

El uso negativo del pensamiento te invita a poner la mirada en la ausencia, en lo que no hay, en lo que no tienes, en lo que no sirve, lo que no sabes.  Al enfocarte en la carencia, frena tu posibilidad de comenzar.  Te incentiva a pararte ante el futuro solo con lo que existía en el pasado.  Es el pensamiento que estanca, o peor, hunde. Para que exista la negación, es fundamental la comparación. Ojo. Solo te das cuenta de lo que no existe, porque en otro lado existe. Eso no pasa con el pensamiento positivo. 

¿Qué emoción te genera usar así tu pensamiento?

La mayoría de las veces genera miedo e impotencia. Nos hace sentir que no es posible arrancar, que somos impotentes. ¿Qué alternativa queda? Reclamar, quejarme, esperar soluciones externas o milagros. Cualquiera de estas reacciones incentiva la actitud de la víctima. La actitud de la tierra movediza, el auto entierro.

Antes de terminar, vale la pena que te des cuenta ¿Cómo quieres seguir? ¿Qué pensamiento quieres fortalecer? ¿PARA QUÉ?

Recuerda: Tú eliges tus pensamientos.

Marta Olga