Semilla para un nuevo jardín

La cuarentena ha sido una experiencia muy impactante para mí. El 16 de marzo que nos guardaron a todos. Sentí miedo, sentí mucha tristeza, tenía unos proyectos espectaculares para este semestre, por fin había logrado que la reflexión sobre FORMAR EL SER tuviera eco en empresas y en personas. Estaba iniciando unos programas retadores: Formar el ser del líder para la transformación organizacional, liderazgo del Ser para reforzar la cultura del cuidado, formar el #SER para una vivencia ética. Reflexiones de conciencia sobre el SER que soy y el que puedo Ser. ¡Qué grandes desafíos los que tenía al frente! Y lo más retador, todo esto se materializaba en un proyecto de familia soñado desde hacía muchos años. 

En medio de estos primeros días, matizados por zozobra infinita, brotó el trabajo que por muchos años había hecho en mi propio ser y escuché mi voz diciendo: “Esta realidad no me va a poder. Estoy frente a la posibilidad de proyectarme en otro ámbito, en otra realidad y lo voy a lograr”. Y aquí estoy, contando la historia, no de lo que he logrado, sino de lo que he hecho y de lo que voy a hacer.

Yo no tenía ni idea del mundo virtual. No me gustaba dictar conferencias a un computador. No lograba imaginar personas detrás de una pantalla. Necesitaba alimentarme de las miradas, los gestos y la energía que brota en la presencia. 

Sin embargo, de manera inesperada, como nos pasó a muchos, llegó la realidad y cerró el camino que me hacía feliz y en el que me sentía muy cómoda. ¡Qué frío en el estómago! 

Fui consciente que la realidad es una fuerza, que tiene movimiento y que golpea a cada uno dependiendo en donde esté parado; es como un ventarrón, a cada uno lo impacta diferente, no porque exista esa intención, sino porque cada uno está en el lugar por el que viene caminando.

Fui consciente de que la realidad me habló y me indagó: Tu camino se acabó, te encuentras frente a una división, varias alternativas para continuar: ¿Qué eliges?, ¿quieres detenerte, enterrarte, quedarte esperando, o prefieres experimentar y aceptar ser principiante y explorar un nuevo camino? Me retumbaba la frase que digo repetidamente en las experiencias reflexivas: “La decisión es tuya, tú eliges cómo responder, sabiendo que para arrancar solo cuentas con lo que hay”.

Y repito, aquí estoy, como canta Serrat, “Haciendo camino al andar”.

El mundo virtual me enfrentó a algo muy extraño: me abrió la puerta para llegar a mucha gente, pero a personas sin rostro. Eran tantos, un número inesperado, que comenzó a atraer la energía del EGO SABOTEADOR. Parece que estaba diluyendo mi esencia. Porque yo no soy para masas, yo soy para ti. Y hace eco en mi otra de las frases con la que muchas veces inicio mis experiencias reflexivas, “me quiero dirigir a ti como persona, no como cargo, no como rol”. Quiero hablar de mi ser a tu ser, porque esa realidad la conozco, la siento y me inspira a aportar vida.

Sí, sentí que el camino del número podría sabotear mi esencia…

Por eso alcé la mano y pedí ayuda. Llegó una ayuda mágica. En su primera conversación me dijo: “Llegó la hora de formar tu comunidad virtual”. Esa frase entró como un relámpago de conciencia. Entendí el camino que me va a llevar al futuro ELEGIDO por mí. Me preguntó: “¿A qué estás dispuesta?”, y le respondí, con una frase que salió del alma: “A dar y a compartir lo que soy”.

Esa frase dinamizó mi vida, me permitió darme cuenta de que puede ser un reto delicioso y enriquecedor conformar MI comunidad virtual. 

¿Cómo me la imagino? 

Una comunidad que une a personas inquietas que están en búsqueda de una palabra, una reflexión, una idea, un pensamiento, que les alimente la vida y les permita construir un futuro en el que puedan sentirse mejor. Por el camino inexplorado de encontrar adentro, no por el camino de encontrar afuera. Por el camino de despertar a su propio ser consciente, no por el camino de acumular conocimientos.  Una comunidad dispuesta a tomar el timón de su propia vida para construir su futuro,  no el camino de mejorar el pasado, y ni siquiera el presente. 

Y reafirme lo importante que es visualizar la posibilidad, para sentir energía creadora.

Y ¿cómo se crea está comunidad? Me di cuenta de que se podría logar uniendo sus vidas a mis palabras, para generar evidencias que inspiren y contagien.

Me he negado muchos años a escribir, porque pensaba que tenía que escribir ideas muy brillantes para ponerme a la altura de mis maestros, –aprovecho para decirles GRACIAS–, las personas que han escrito los libros de los que me he alimentado por muchos años, para llegar al ser que soy hoy. 

Siempre que alguien me lo insinuaba, yo contestaba: hay personas que saben más que yo, leanlos a ellos, les va mejor; yo no tengo nada original. ¡Qué rayón el que me quedó de los años de academia!

De tanto repetir esto, finalmente me di cuenta de que había algo para transformarme en mí. El freno para no hacerlo era una interpretación errónea, que actuaba como una justificación. Hoy comprendo que no tiene justificación. 

¿Y cómo organizo mis palabras?, ¿Qué propósito me inspira? 

Comenzó a surgir una luz que ilumina el camino…

  1. La comunidad que me inspira no es una sumatoria de personas. La comunidad eres tú como punto de partida. Eres tú como una posibilidad para inspirar a otros con tu evidencia de vida.
  2. Hoy me di cuenta de que lo que me mueve a escribir no es hablar de mí, no es que sepas de mí, es lograr que lo mío te sirva a ti. Es hablar para ti. No quiero que retengas lo que leíste, sino lo que te escuchaste…

Quiero que te des la oportunidad de vivir un camino diferente de crecimiento personal: LA PREGUNTA que te invita a encontrar tus respuestas.

Quiero compartir contigo una manera diferente de interpretar e interiorizar lo que leemos y estudiamos, asegurando que nos sirve para avanzar… para generar evidencias que te motiven a continuar.

Quiero poner en palabras de tu vida cotidiana una nueva manera de ver la vida, un nuevo lente perceptivo, unas nuevas creencias, un nuevo uso del pensamiento, un camino de sanación emocional, respetando que no es mi verdad lo que te transforma, sino las pregunta que tú elijas responder, y que te ayuden a despertar conciencia, para poder elegir cómo seguir.

Quiero ante todo demostrarte que sí funciona, que sií es posible ser mejor persona, sentirse mejor haciendo un trabajo profundo y constante sobre tu propio SER.

Como he venido insinuando, antes mi reto era ingresar a la comunidad de los que saben. Hoy mi desafío es conformar, “persona a persona”, la comunidad de los que anhelan generar evidencias propias y lo logran porque aceptan iniciarse como principiantes.

¿Cuál es el valor de pertenecer a esta comunidad?, ¿Qué nos une? 

Voy a profundizar en esto para que encontremos la respuesta.

He escuchado y leído mucho sobre las palabras que forman mi legado: Transformación, Ser, Conciencia, Resiliencia, Liderazgo… Me imagino que tú también y más en esta época.

Hoy válido, más que nunca, que es mucho lo que se escribe, mucho lo que se habla, pero poco lo que se vive. Ante todos los mensajes que recibo diariamente por WhatsApp, siempre respondo: “Muy bien escritos, muy inspiradores, pero, ‘El reto es la práctica’”.

¿Qué falta para que generemos evidencias personales?

Falta adicionar lo que a veces se considera pérdida de tiempo o monotonía… La REFLEXIÓN PERSONAL, el único camino para transformar el conocimiento en conciencia. No en inteligencia. ¿Cuál será la diferencia?

A esta comunidad, a la que te estoy invitando hoy, la define y la une: “El amor por la reflexión, la reflexión como camino de transformación”.

Tu vida no se va a transformar con lo que las personas te enseñan, te aconsejan, te predican; tu vida se transformará con lo que tú elijas apropiarte, con lo que resuene en ti, con lo que despierte tu conciencia, con tus respuestas, con tus acciones. Mucho de lo que las personas decimos, cae en esponja inconsciente y simplemente alimenta lo que siempre ha existido. 

Recuerda, no porque sepas de algo, lo eres. A veces el EGO sabe mucho, pero el SER no lo entiende. La transformación de tu propia vida no es a través del intelecto, es a través de la conciencia. 

No quiero Ser abono para más de lo mismo, para fortalecer lo que siempre has sido y has sentido. Quiero Ser semilla para un nuevo jardín.

Por eso este blog tiene una finalidad: HABLAR CONTIGO. Yo no tengo la intención de transformar la vida, sino de transformar TU vida.

Te invito a que iniciemos, como principiantes, el camino de la “experiencia reflexiva” para generar el hábito de la reflexión personal: unirte como observador a tu propio ser, para transformarlo desde la conciencia. Y luego unirte a los otros, no desde el discurso, sino desde la evidencia.

Esto significa la transformación del ser individual como punto de partida de la transformación del ser colectivo. Esto si es darle sentido a la vida cotidiana.

Por eso termino diciéndote: mi reto eres tú, mi compromiso es contigo y mi energía es para ti. Tú eres el gran propósito de esta vivencia.

Y antes de despedirnos, recuerda…

Tú, haces la síntesis de lo que acabas de leer.

¿Qué pregunta quedó en ti? ¿Para ti?

Si no te queda alguna, te invito a que vuelvas a leer, porque el compromiso es avanzar.