¿Quién es MartaOlga?

Creo que vale la pena contarte un poco más de mí.

Mirar retrospectivamente y contar la historia es más retador que contarla en orden cronológico. Me ayuda a sanar, comprender y agradecer el pasado, para trascenderlo construyendo futuro. Quiero contarte mi vida para inspirarte y decidas apropiarte de tu propio proceso. Soy fruto del trabajo en mí misma, no de un talento de nacimiento.

Hoy soy una mujer muy feliz, porque vivo comprometida y apasionada con formar el mejor ser humano posible en cada una de las personas que llegan a mis conferencias, mejor decirlo que tiene contacto con mis reflexiones. A eso me dedico. Y no lo hago porque yo tenga la fórmula, el conocimiento, o la verdad de los expertos, sino porque me he preparado durante treinta años para comprender mi camino, y soy muy feliz practicándolo en la vida cotidiana. 

Ha sido un proceso lento, continuo, comprometido y consciente, que ha dado frutos. He aprendido a darle sentido a lo que la vida ES. Y lo mejor de todo, me ha desarrollado la capacidad de acompañarte a ti, para que a través de la pregunta que genera reflexión, despiertes la posibilidad de encontrar tu propio camino. Me mueve la absoluta convicción de que todos lo lograremos, cada uno a su propio ritmo.

Inicié mi camino como Ingeniera Civil. Mente lógica y actitud responsable una muy buena combinación para abrirme al mundo laboral. Sin embargo, al enfrentarme a esa realidad, sentí que algo me estaba faltando, algo que había descubierto muy temprano en la vida. 

Desde muy niña fui feliz familiarizandome con la realidad humana de varias maneras: disfrutaba acompañar y entretener a enfermos y ancianos, lograba (conversando y cantando) interrumpirles sus ratos de eterna soledad, era capaz de generarles alegría, con mi manera de ser. Eran pocas las horas, pero me esperaban felices todos los fines de semana.  La experiencia más impactante la tuve en las minas de carbón de Tausa, Cundinamarca.  Pase en dos ocasiones (semana santa y navidad), unos días de intenso contacto con la realidad desnuda, experiencia que quedó grabado en mi como la “vida cotidiana con sentido humano”.  Semilla que nunca he soltado como inspiración para darle sentido a mi vida.  

Entendí que la recuperación de la dignidad humana se facilitaba si el trato es justo, honesto, respetuoso, y ante todo de SER a SER.  Así encontré el camino para formar directivos y líderes enseñarles a dirigir y liderar personas con dignidad, sin robar ni deteriorar su “humanidad”.

Admiraba, envidiaba y me inspiraban personas que lo defendían como su razón de ser. Fueron mis grandes referentes.  Fomentaron en mi la gana de “darme al otro, de servir y de compartir la vida con personas de condiciones diferentes a mí”.  Prendieron en mí, lo que aún no se ha apagado: el camino del crecimiento personal.

Gracias a esto, sentí la necesidad de aprender a equilibrar la manera como yo miraba la vida. Así decidí mi especialización en Filosofía en Bogotá. Para lograrlo, dejé a un lado mucha estabilidad familiar y emocional. Fue duro, pero hoy lo recuerdo como una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Aprendí a luchar por lo que quiero ser, a pesar de tener que ir contra la corriente. Lo logré no con violencia, sino con firmeza. Valió la pena. A veces es más importante defender lo que quiero SER, de lo que quiero hacer y tener.

Llego la hora de la verdad, la vida laboral: sentí una necesidad profunda de trabajar para recuperar el valor de las personas en las empresas, esto como fruto de los cuestionamientos que me dejó el estudio de la filosofía. Parecía un imposible.  Pero aparecen ángeles.  Un ser maravilloso que me abrió las puertas de la empresa: “Te necesito para que quieras a la gente”.  YUPI,   Si se puede!!!!!!

Estando en el mundo laboral, me di cuenta muy pronto que para avanzar, lo mejor era aprender a pararme en el punto medio. El MBA del INALDE (programa de alta gerencia), me permitió recurrir a la ingeniería para hablar con los humanistas y al humanismo para hablar con los lógicos. ¡¡¡Cómo disfruté!!! 

Llegó el día en que la vida me exigió coherencia: ¿Cómo así que te importan tanto las personas, y educas a tus hijos por teléfono? 

Cierre y fin a diez años de trabajo en la Organización Corona.

LA realidad es la realidad y era importante a la luz del futuro, no perder vigencia.  Me reté a iniciar, como principiante, a ser profesora. Diez años de amor a los participantes* (nombre que se le da a quienes participan de los programas de alta gerencia), de retos académicos, de claridad mental, de consolidación de mi propio talento, de entrega total. 

Hoy, de las cosas más valiosas que enseño, y que estoy segura construirán un mundo mejor, son fruto de esa vivencia:  la necesidad de REFLEXIONAR para despertar conciencia a través de la pregunta, y la importancia de hacer SÍNTESIS, para trenzar puntos de vista diferentes, para evitar la polarización y avanzar sabiendo que todos queremos sentirnos incluidos.  Fueron 10 años que solo quiero recordar con una palabra: GRACIAS.

Y nuevamente la realidad me confrontó y me pidió coherencia ante una frase que repetía con mucha fuerza en los seminarios de “Proyecto de vida”: “Si una institución te pisa la autoestima, debes dejarla”, porque pobre, pero con autoestima alta, vuelves y arrancas, pero rico y con autoestima baja estas en la puerta de la depresión.  Perdí valor por no tener título de doctorado.

El momento fue muy triste, inesperado totalmente.  Pero hoy sé que todo lo que pasa tiene la posibilidad de convertirse en la puerta de un nuevo comienzo. Y aquí estoy!

Y me encontré sola ante la pregunta: ¿Y yo qué sé hacer?, ¿Para qué sirvo? Mirando retrospectivamente, hoy puedo afirmar con plena evidencia, que cuando uno busca con consciencia e inspirado en un propósito, se encuentran los caminos. Y sucedió algo mágico: renací sin tener que cambiar nada, solo transformándome a mí misma.

Esa experiencia de transformación y mi cáncer son lo que hoy me permiten hablar con tanta fuerza y convicción:   No puedo inspirar la transformación de otros sino que he vivido la mía propia. Eso no significa que todo lo que enseño lo he vivido, pero todo lo he reflexionado, he logrado ser consciencia, he logrado darle sentido y logrado apropiarlo en en mi estilo, para darlo al mundo en unas simples palabras llenas de significado que conforman mi legado: Transformación, despertar conciencia, experiencias reflexivas, formación del SER. Calidad humana. Síntesis.

Termino invitándote a ir sumergirte en mi página web para conocer los programas que me llevan a ti, a tu familia y a tu empresa.